Uno de los grandes regalos que tenemos, siendo los únicos seres capaces de hacerlo, es la capacidad de imaginar. Imaginar nos permite explorar aquello que aún no ha sido concebido.
Nuestros lóbulos occipitales, lugar en donde se proceso lo que vemos, no solo se activa por lo que hay delante de los ojos, sino también de aquello nos inventamos o creemos. Una capacidad que nos permite visualizar, crear, construir y disfrutar de lo que “aún no ha sido”.
Imaginarlo nos da la fuerza para dar los pasos necesarios. Ver con claridad hacia que puerto nos dirigimos nos permite virar la velas en su dirección.
Observar y mirar, imaginar y crear. Solo queda hacerlo.